María Eugenia Cadamuro fue asesinada de un escopetazo en la cabeza el 15 de junio de 2017. Después de intensos tres meses de búsqueda, su cuerpo apareció sin vida en un campo cerca de Villa Gutiérrez, cerca de Jesús María.
Dos años más tarde llegó el juicio. La Cámara del Crimen de Córdoba condenó a su hijo, Jeremías Sanz, a cadena perpetua por el delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, violencia de género y alevosía.
Durante la sentencia el acusado pidió declarar y trató de desmentir a su amigo Nicolás Rizzi, quien confesó que lo ayudó a esconder el cadáver. “Niego categóricamente las mentiras hechas por Rizzi. Yo no maté a mi madre, jamás haría algo así”, sostuvo Sanz.
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El fallo se conoció después de que Sanz haga uso de su palabra final ante los jueces y el jurado popular, donde aseguró: "Puedo tener defectos, pero nunca haría algo así". Además, se quejó de que "nunca investigaron a Pedro Antonio García y se guiaron por una sola hipótesis".
El momento de la última palabra de Sanz antes de conocer la sentencia. / Foto: Fido Cuestas ElDoce.tv
La semana pasada el juicio había pasado a un cuarto intermedio, a pedido de la defensa, para analizar pruebas que se incorporaron. Pero las acusaciones contra el hijo de la víctima resultaron ser contundentes y se llegó a la sentencia.
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