Un dramático hecho tuvo lugar en una vivienda de la localidad bonaerense de Colón. Una verdadera masacre se desató en la madrugada de este jueves, cuando Leonardo Andrés Ayala, de 37 años, quebrantó la una restricción perimetral que la Justicia le impuso y protagonizó un sangriento crimen.
El hombre ingresó a la casa de su familia, a la que tenía prohibido acercarse por una denuncia de abuso sexual a su hija de 12 años, por la que aún estaba siendo investigado, y aprovechó que todos estaban dormidos para asesinarlos. Primero mató a su expareja, de 35 años, y luego a sus dos hijos, una nena de 12 años y un niño de 2 años. También habría asesinado a un vecino.
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Después de cometer el cuádruple crimen, dio aviso a la Policía y finalmente se suicidó de un tiro en la cabeza. Cuando las fuerzas de seguridad llegaron al lugar, se encontraron con una situación aterradora.
De acuerdo a lo que se conoció, la mujer no tenía botón antipánico a pesar de haberlo denunciado y tampoco llegó a utilizar el sistema de alerta al que todo el pueblo está conectado para comunicarse con la Policía. El asesino habría dejado una carta y audios explicando el motivo de la tragedia.