Gabriel Fernández, el hombre que fue torturado en Capilla del Monte por una falsa denuncia de abuso contra la hija de su expareja, denuncia que sigue recibiendo amenazas y dice que no puede vivir en paz. Mientras aguarda el veredicto del juicio contra las personas acusadas de haberlo agredido, habló con El Doce y le contó que sufrió otra amenaza por lo que decidió hacer una denuncia en la policía.
El 10 de agosto de 2017, tres personas lo atacaron salvajemente, lo golpearon, lo torturaron hasta lastimarlo en sus partes íntimas, prendieron fuego su casa y lo amenazaron a punta de pistola.
Fernández contó que diariamente se enfrenta con acusaciones y mujeres que lo insultan. “Me siguen tratando de pedófilo, de abusador, me ponen denuncias con restricciones por lo que tengo que circular por el pueblo esquivando lugares”, se lamentó.
El hombre contó que ayer a la mañana, cuando se dirigía a su trabajo, una mujer en bicicleta, lo frenó y lo increpó a los gritos, tratándolo de “pedófilo e hijo de puta”. “El sábado te vamos a hacer bosta”, denuncia que le dijo la mujer, vecina del barrio y a la quien él conoce.
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Por esto, Fernández decidió hacer la denuncia en la comisaría de Capilla del Monte, por amenazas.
Termina el juicio
El próximo miércoles 27 de noviembre se conocerá la sentencia en el juicio que se sigue contra las personas acusadas de haberlo agredido: Mónica Graciela Bonifacio y su hijo Enrique Emiliano Saganias. Ambos enfrentan un juicio con jurados populares por los delitos de homicidio calificado en grado de tentativa, abuso sexual gravemente ultrajante doblemente calificado, privación ilegítima de la libertad, incendio doloso agravado por el vínculo. La fiscal pidió 23 años de prisión para ambos, y la misma pena para la exmujer, acusada de haber instigado todos esos delitos. El tercer agresor está prófugo.
Fernández insiste en que hay que esperar hasta ese día para conocer el veredicto, pero asegura siguen que las falsas denuncias públicas.
“Quieren desviar la atención en el juicio, cuando en este hecho la víctima soy yo. Bertone (el fiscal) desestimó la denuncia y el Juez Prémoli lo mismo. Nunca estuve imputado. Pero tengo que arrastrar la condena social de esto”, concluyó.