La estafa alcanzaría los 90 millones de pesos. Según los datos proporcionados por la fiscalía a cargo de Mariano Antuña, la gente era engañada con el sueño y la promesa de llegar a la vivienda propia con poco capital. Las unidades habitacionales se vendían en 50 mil dólares aproximadamente.
A los interesados les mostraban renders con las fachadas de las torres. Les explicaban cómo eran las unidades y los llevaban a los sitios donde supuestamente se iban a levantar los edificios. Con otra serie de engaños y artilugios, y con promesas de importantes descuentos para los pagos en efectivo, muchos clientes les entregaron hasta 40 mil dólares.
La justicia investiga a la familia Salazar y la ruta del dinero. Al parecer, parte de la fortuna levantada se encontraría en cuentas del exterior de bancos que se encuentran en países limítrofes.