En segundos, sus rostros y sus gestos se transformaron. La esperanza se convirtió en desazón y dolor. Los familiares que esperaban novedades en la Base Naval de Mar del Plata fueron los primeros en conocer la noticia menos esperada: que hubo una explosión en el mar el día que desapareció el submarino ARA San Juan.
Algunos rompieron en llanto, otros se tiraron al piso, otros insultaron a las autoridades de la Armanda, unos pocos se la agarraron con lo que encontraban. "¡Los mataron, mataron a mi hijo!", gritó el padre de unos de los tripulantes quien salío rápido de la base. La mayoría se fue desconsolado sin querer hablar.
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"Nos mintieron. Son unos desgraciados, unos perversos", dijo Itatí Leguizamón, esposa del cabo Germán Oscar Suárez, quien horas antes había contado que en el año 2014 el submarino había tenido problemas.
"Se roban la plata los jefes, por eso. Son unos hijos de mil puta, mataron a mi hermano porque los sacan con alambre a navegar, yo estuve en la Armada", dijo el hermano de otro de los integrantes del ARA San Juan. En el interior del predio naval, hubo desmayos y descompensaciones. Hasta se necesitó la presencia de una ambulancia.
Cuando la mayoría se había ido, llegó Jesica Gopar, la mujer del cabo Fernando Santilli. No había querido acercarse los días anteriores pero decidió llevar un cartel para rezar por su marido. Allí, al ver las caras, se dio cuenta de la triste noticia.
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"Lo primero que dije es se murieron todos", expresó luego ante la prensa. Su esposo no pudo estar presente en el primer cumpleaños de su único hijo y esperaban con ansias el reencuentro. La mujer agradeció la ayuda de todos los países y pidió unirse a las esposas y los hijos de los tripulantes. Mirá el video con su testimonio: