Un profundo dolor del que aún su familia no puede salir. A fines del mes pasado, Melani Mendoza Olmedo, murió en Laboulaye tras un insólito accidente doméstico. Estaba jugando con sus primos, cuando se ahogó con una semilla de girasol.
Tenía tan sólo nueve años y toda una vida por delante. Después de tres paros cardiorrespiratorios, perdió la vida en el Hospital San Antonio de Padua en Río Cuarto. Su cerebro había dejado de funcionar. Según los médicos, sufrió una broncoaspiración, porque la semilla en vez de ir por el estómago, entró a las vías respiratorias.
Las paradojas de la vida. El 30 de mayo, día en que Melani dejó de existir, se conmemoraba el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos. Pero quién iba a imaginar que su muerte sembraría vidas. En medio del dolor, sus padres, Cintia y Walter, tomaron una decisión muy importante: donaron los órganos de su hija.
“Me llamaron y me dijeron –falleció Mela-. Al ratito me preguntaron si queríamos donar sus órganos y pensé – haga lo que haga no me la van a devolver-“, contó en diálogo con La nueva Mañana.
Fue una verdadera señal. Ese dramático y triste final de Melani, tuvo un revés hermoso. Hoy ocho personas fueron las que volvieron a vivir, todos pacientes en lista de espera en Córdoba y en el Hospital Garrahan, en Buenos Aires.
De acuerdo a lo que informó ese medio cordobés, se trató de una donación multiorgánica: se extrajo el hígado, páncreas y lo riñones, como así también tejidos (dos válvulas cardíacas y ambas córneas).