La imagen resulta curiosa pero tiene una historia que vale la pena contar. Mariano Oberlin, uno de los sacerdotes más comprometidos contra el narcotráfico, se tatuó en la espalda la frase "Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece".
Su tatuador, Juan Pablo Rodríguez -ex adicto a las drogas que salió y, a pulmón, creó la Fundación Un tatuaje por una sonrisa-, contó la experiencia en Facebook. "Hoy nos reunimos en la fundación para hablar de algunos temas y después Mariano no tuvo peor idea que preguntarme '¿cómo son las máquinas de tatuar?'".
"Bueno, ahí lo tenés al cura de Maldonado, ahora también es de esos que andan tatuados por la vida", celebró el tatuador.
Por su parte, Oberlin subrayó en Cadena 3 que "no hay ninguna legislación en torno a esto para los curas, ni para los cristianos" y destacó: "Nunca he sido amigo de los tatuajes, pero me siento un poco más cerca de los chicos con los que estoy trabajando”.