Este jueves se llevó a cabo la sexta audiencia del juicio por el crimen de Fernando Pastorizzo, que tiene como única imputada a Nahir Galarza. Este día fue uno de los más esperados y claves para conocer la personalidad de la joven acusada.
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El psicólogo Nicolás De Battista y la psiquiatra Yamila Built atendieron a Galarza durante las 72 horas que permaneció alojada en el Hospital Centenario, luego del crimen. Pero el tercer profesional, el psiquiatra Simón Gighlione, contaba con el principal informe sobre la salud mental de ella.
Fue elaborado -por pedido del Ministerio Público Fiscal- poco antes de la elevación a juicio. En medio de mucho hermetismo, finalmente los resultados salieron a la luz. El médico señaló que Nahir Galarza es consciente de sus actos y reconoce la diferencia entre el bien y el mal.
Además, señaló: “Tenía una disregulación emocional con tendencia a la irritabilidad, insomnio y baja tolerancia a la frustración". También agregó que tenía “control pobre sobre su propia expresión afectiva en distintas situaciones sociales”.
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A su vez, Gighlione detalló que la joven acusada de asesinar a Pastorizzo carecía de estrés postraumático y presentaba tips obsesivos, como ser el asiduo lavado de manos.
A diferencia del psicólogo Gabriel Cartañá –convocado por la antigua defensa de la imputada-, que la entrevistó en dos oportunidades, sostuvo que era “intelectualmente brillante” y “emocionalmente víctima de violencia de género”.