Tenían el deseo de ser padres, algo que se les hacía cada vez más imposible. Lo intentaron por todos los medios, hasta que decidieron optar por la adopción. Fue así como, hace ocho años, llegó Alma, para cambiarles completamente la vida.
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María Rosa y Guillermo no tenían pensado seguir adoptando. Estaban felices, planificando un viaje, cuando la vida les volvió a dar una increíble sorpresa: el destino les puso cuatro niñas más en el camino en diciembre y hace un mes y medio, un varón.
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Ahora son una gran familia acogedora, algo que siempre estuvo en sus sueños, pero que jamás imaginaron podían cumplir. Son ocho en total y aseguran que lo volverían a elegir ese mismo camino: “Uno lo hace porque le sale del corazón”, aseguró María Rosa a El Doce.
Los pequeños hermanitos estaban completamente desnutridos, vivían en condiciones poco dignas, de vulnerabilidad extrema, en una casa sin luz, sin agua y sin baño. “Estaban en una situación de mucho riesgo, salían a pedir con la familia y la Justicia decidió entregarlos a una familia para que pudieran contenerlos”, relató emocionada.
El domingo es el Día del Niño y ellos pasarán el mejor de sus días. Volvieron a sonreír gracias al cariño de sus nuevos padres, que tanto amor les brindan. Hoy tienen un hermoso y cálido hogar. “Necesitamos que los chicos sean felices y puedan disfrutar de lo que disfrutan otros niños. Nunca fueron al cine, a una sala de juegos. Intentamos subsanar estas cosas, para que se sientan niños”, manifestó la mujer.