Sebastián Wagner salió de cacería después de una noche de alcohol y drogas. Eligió a su víctima, la siguió y la metió en el auto para despojarla de su ropa, violarla, asesinarla y deshacerse del cuerpo arrojándolo a un descampado.
Ella era Micaela García, de 21 años, estudiante del profesorado de Educación Física en Gualeguay, Entre Ríos. El autor del homicidio triplemente calificado obtuvo su libertad condicional por el juez Carlos Rossi, a pesar de haber sido condenado a nueve años de prisión por dos violaciones.
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Pero ahora se mostró arrepentido, aunque nadie en la sala le creyó. Por eso le hizo llegar una carta a los padres de la joven a través del fiscal del caso, Ignacio Talenta. “Wagner le pidió perdón a la familia de Micaela, eso es verdad”, aseguró.
El principal acusado asegura que su jefe, Néstor Pavón (35), participó del hecho y que comenzaron a abusar de Micaela por turnos durante el trayecto hacia el lugar donde la mataron. Sin embargo, el dueño del lavadero y la gomería negó haber acompañado a su empleado. De todas formas, el investigador confirmó que "aún se mantiene la hipótesis de que la mataron dos o más personas".