Los restauradores no podrán seguir pintando el templo, hasta tanto se pongan de acuerdo con los funcionarios del área de Patrimonio Cultural y Planeamiento Urbano. Las diferencias surgieron por los colores utilizados en parte de la obra.
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El municipio recibió quejas de algunos curadores, arquitectos e historiadores del arte. Y por segunda vez, ordenó parar los trabajos. La primera vez se avanzó igual, pero ahora decidieron discutir el tema. Dicen que no le consultaron, antes de iniciar la tarea.
Los tonos son el ocre, el rojo, amarillo, negro y el borravino. Según los restauradores, ya existían y se replicaron. Mientras la polémica avanza, una comisión decidirá cómo siguen. El arquitecto Javier Correa defendió el trabajo en una nota en Arriba Córdoba. Mirá lo que dijo.