Juan Viroche de 46 años vivía en La Florida, una localidad ubicada a unos 70 kilómetros al este de la capital tucumana. Su cuerpo fue encontrado en uno de los dormitorios, donde estaban sus pertenencias desparramadas por el piso.
Tras una primera inspección del lugar, el fiscal Diego Ávila declaró que "todo indicaría que se trató de un suicidio". La misma hipótesis revelaría la autopsia.
Sin embargo, tres fotos plantearon serias dudas. En las imágenes, tomadas por un vecino que logró ingresar, aparecen destrozadas una imagen de Cristo, una urna de vidrio y bancos de la Iglesia. Además, hay manchas de sangre.
El sacerdote en los últimos años realizó varias denuncias contra bandas narcos que operaban en la zona. Apenas se conoció la noticia, los vecinos se reunieron conmovidos en la puerta de la iglesia.
Fuentes del caso informaron que el cura estaba preocupado porque había recibido amenazas en los últimos días. Otras versiones aseguran que, por el miedo que tenía, había solicitado el traslado a sus superiores.
Desde hace algunos años se había puesto al hombro la cruzada contra el avance de las drogas en la zona este de Tucumán e incluso había denunciado a varias organizaciones.
"No sé qué hay en el corazón de una persona que está envenenando al hijo de su amigo o de su vecino. Sabemos las consecuencias que esto trae y estamos hablando de chicos desde los 13 años. Es terrible dominar a una persona de ese modo y quitarle la libertad", le decía el sacerdote a la gente.