Los miedos, las dudas, las expectativas, el futuro, la exposición, las redes sociales, la eterna búsqueda de la felicidad. Estos son sólo algunos de los conceptos que Enrique Orschanski indaga a través de una serie de relatos sobre la infancia poniendo en el centro a los niños y adolescentes.
En la presentación de su nuevo libro "Pensar la infancia. Relatos para acortar las distancias", se describe como “pediatra, padre, docente y escribidor” porque asegura que le tiene demasiado respeto a los escritores como para definirse como tal. Y sin embargo, su último libro es una obra literaria que regala una herramienta fundamental para toda familia que intente sobrevivir como tal. Mucho más hoy, en un contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Familias en cuarentena
Los problemas se repiten pero el contexto ha cambiado. Para siempre. Las familias necesitan nuevos acuerdos de convivencia pero que sean creados por todos. No sólo por los padres.
“La infancia es mucho más que los chicos, la infancia son los padres, los abuelos, el entorno, el colegio, las comidas, el sueño, las adicciones”, explica el doctor Orschanski mientras argumenta la importancia de darle voz a los niños y adolescentes. Tiene que ser un trabajo en equipo.
El objetivo final: que esta generación sea mejor que la anterior. Para eso se necesita diálogo, encuentro, puesta en común.
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Dentro de los problemas estructurales más importantes de las familias, el doctor Orschanski encuentra que “la infancia empieza a desdibujarse y a mezclarse con el mundo de los adultos. Los chicos empiezan a adultizarse, a tener actividades que no les corresponden, que son precoces, prematuras, que los toman inmaduros que no saben qué hacer con esas imágenes, con esos juegos y, por otro lado, mucho adulto a jugar con la juventud eterna y a no mostrar un mundo adulto frente a los chicos”.
Si cada uno puede asumir su rol, la familia funciona mejor y puede diseñar una estrategia para responder a las circunstancias, sobre todo cuando son tan inesperados como la cuarentena.
El desafío de Orschanski
La palabra comida está muy ligada a la idea de comunidad, de compartir, de encontrarnos en un momento determinado. El concepto que explica el pediatra tiene un objetivo: recuperar espacios perdidos por los hábitos de la vida cotidiana y previa a la cuarentena. “Yo les propongo hacer comunidad y desayunar todos juntos y apagando los celulares durante cuatro minutos y van a ver cómo surge la comunidad y los chicos se sienten acompañados”, explica Orschanski y agrega: “Este concepto lo habíamos perdido en el modelo anterior”.
Volver a la escuela
Frente al panorama actual, es probable que los alumnos no vuelvan a ingresar a un aula de manera presencial hasta el año que viene. Las familias tienen que organizarse para transitar la segunda mitad del año de manera virtual.
“Se están superponiendo roles, los chicos están perdidos y quieren recuperar a mamá y papá”, afirma Orschanski quien advierte el cansancio y agotamiento de todas las partes que integran la comunidad educativa. “La clave es administrar los recreos”, asegura el pediatra con una lógica implacable. Las familias deben reorganizarse y aprender a tener espacios para aprender, para jugar, para no hacer nada, para estar en familia, para comer, para dormir, para disfrutar.
“De esta salimos”, dice Enrique Orschanski y asegura que serán los niños los que lo harán “intactos”. Los adultos deberemos trabajar un poquito más para procesar la contingencia de manera positiva.
+ VIDEO: Reviví la entrevista completa al médico, pediatra y escritor Enrique Orschanski