La mujer le sacó la criatura a su hija en marzo pasado cuando sólo tenía dos meses. Le dijo que se lo llevaba "al curandero" y nunca más lo trajo a la casa. Se lo vendió a un matrimonio que pagó una primera cuota de la suma acordada. Habían pautado 50 mil pesos pero el segundo pago no alcanzó a concretarse.
Pasaron los meses y madre e hija discutieron y se pelearon. La joven decidió presentarse en la justicia y denunció a su madre. Con la ayuda de la Subsecretaría de la Niñez y la intervención del Ministerio Público de la Acusación, pudo dar con la pareja que lo tenía.
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El matrimonio vive en una vivienda de la calle Gálvez al 1000. Lo tenían en buen estado de salud. Cuando llegó la policía, reconocieron que pagaron por el niño porque “la familia no lo podía mantener”, dijeron.
Por la venta, imputaron a la pareja y la abuela, aunque están en libertad. El delito es “sustracción y retención de un menor” pero la justicia aún no tiene elementos suficientes para comprobar que hayan actuado en la forma que prevé el código. Por esta dificultad, se acordó una medida de menor impacto a la prisión preventiva, explicó la fiscal María Laura Urquiza a Clarín.