“Me quedé con ganas de darle un abrazo”, expresó Fernanda Guardia en referencia a Alan Amoedo en el final de un juicio considerado histórico en Córdoba. El joven de 29 años atropelló y mató a Sol Viñolo y Agustín Burgos y dejó con graves lesiones a la única sobreviviente. Fue condenado a nueve años de cárcel, acusado de homicidio simple con dolo eventual y lesiones leves con dolo eventual.
Fernanda Guardia no pudo contener las lágrimas. Por primera vez, la Justicia de Córdoba aplicó la figura de dolo. Se trata de un fallo que sienta precedentes. Durante un año, la pareja de Viñolo junto a familiares de las víctimas luchó incansablemente hasta este día. Amoedo llegó al juicio en libertad y se fue preso.
Pese a eso, Guardia sorprendió con su confesión: si el condenado hubiera pasado cerca suyo, no hubiera dudado en abrazarlo. “Escuché su sentencia y lo vi todos estos días súper nervioso, es como pensar que así como a mí me pasó algo y hubo un montón de gente que se me acercó, a él también le pasó algo ese día”, reflexionó.
"Me quedé con ganas de darle un abrazo... pobre pibe, boludazo ¿no? que alguien no le haya podido dar un abrazo antes de decirle no te subas a ese auto, podés matar".
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Entre llanto y con la voz entrecortada, agregó: “Si no nos damos una mano entre nosotros, nadie nos va a dar una mano”.
La sobreviviente expresó que fue un final o un comienzo: “Soy una víctima más”. Tras la resolución del Tribunal, consideró que se trata de “tener sentido común” porque “no se puede andar borracho zigzagueando, adelantando por banquina y matando gente”.
Se fue en su silla de ruedas, aún conmovida por la sentencia. Los presentes le regalaron un fuerte aplauso en un sentido homenaje.
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