Marcelo Macarrón fue declarado inocente y el enigma sigue siendo, a 16 años del crimen, ¿quién mató a Nora Dalmasso?
Luego de la lectura de los alegatos, el fiscal de Cámara Julio Rivero pidió la absolución del viudo por no tener pruebas suficientes para probar que fue el autor intelectual del asesinato de su esposa en noviembre de 2006.
Por esta razón, exigió que se siga investigando porque Nora Dalmasso “fue, es y será después de su muerte una víctima de violencia de género”.
Para el funcionario judicial, el asesino está en el lazo de la bata de toalla atado al cuello de Nora Dalmasso de manera doble. Insistió en que en la cinta hay un ADN sin identificar.
+ MIRÁ MÁS: Toda la información sobre el caso Nora Dalmasso
La autopsia de la víctima, realizada por Guillermo Mazzuchelli, Martín Subirach y Virginia Ferreyra, determinó que la muerte fue “provocada por estrangulamiento mixto a lazo y mano”.
En ese sentido, concluyó: “A Nora Raquel Dalmasso no la mató Macarrón, no la mató alguien que integra un acuerdo criminal que integra Macarrón, no la mató un sicario, sino que a Nora Dalmasso la mató una sola persona”.
Y siguió: “Un hombre conocido por ella y que lo más probable es que lo haya estado esperando. Y que la sorprendió cuando estaba en la cama de su hija Valentina”.
+ Foto: Macarrón lloró y abrazó a sus hijos al escuchar la absolución.
El fiscal de Cámara dio más detalles de lo que pasó ese día, según las pruebas analizadas. “Acto seguido se produce un acontecimiento sexual consentido y a continuación una actividad homicida por el agresor sobre el cuerpo de Nora”, manifestó y volvió a descartar una violación.
Sobre la “actividad homicida”, Julio Rivero describió que el asesino primero sujetó a Nora Dalmasso con ambas manos hasta dejarla inconsciente. “Luego tomó el cinto de la bata que tenía a su alcance y le hace ese doble nudo muy ajustado para asegurarse el resultado”.
Rivero, argumentó que como fiscal no puede acusar a ultranza, sino que debe hacerlo de manera objetiva sin torcer la valoración de la prueba ni ceder ante presiones mediáticas o sociales, como tampoco dejarse llevar por cuestiones subjetivas o emocionales.
“No puedo torcer la voluntad de la prueba porque se me dé la gana. Soy el abogado de la sociedad y me siento muy orgulloso de serlo, represento legalmente los intereses generales de la sociedad pero eso no me autoriza a ser irresponsable, oportunista y cobarde de acusar por acusar”, sentenció.