Hace 11 años, Franco Morata fue el protagonista de un hecho que tuvo en vilo a la sociedad cordobesa y que muchos recuerdan como "el caso del Mini-Cooper". Manejando un flamante modelo de esa marca a alta velocidad en pleno Nueva Córdoba, atropelló a un peatón y se fugó.
La víctima, Nicolás Sánchez, entonces estudiante de medicina, estuvo al borde de la muerte y sobrevivió con gravísimas secuelas. Morata estuvo prófugo, se fue a Uruguay y recién se entregó tres semanas más tarde, después de que la Justicia lo acorralara.
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Hoy, tras haber cumplido sus condenas, que incluyeron una inhabilitación para conducir vehículos por cuatro años, Morata es piloto de la categoría "Turismo Promocional" de la CAPICOR y compite en las pistas más importantes de Córdoba.
Dirigentes opositores cuestionan el auspicio que lucen sus autos de la Municipalidad de Villa Dolores, ciudad donde el conductor reside desde hace casi una década.
Por otra parte, el representante legal de la familia de Nicolás Sanchez plantea que la mayor parte de la indemnización que Morata debía pagar no está cancelada. Según el abogado Carlos Molina, la deuda asciende hoy a 600 mil dólares.
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Además, expresa dudas sobre la situación patrimonial del actual piloto. No sólo por su afición al automovilismo sino también porque, según versiones de sus allegados, sería socio de "El Rey de la Bebida", uno de los boliches más concurridos de Villa Dolores. Ese local es, justamente, otro de los auspiciantes en los vehículos en los que corre Morata.
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