El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa llegó a su fin. Cinco rugbiers fueron condenados a perpetua y otros tres a 15 años de prisión. Además de eso, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Dolores aceptó abrir una causa por falso testimonio contra Juan Pedro Guarino y Tomás Colazo.
Ambos jóvenes estuvieron en la madrugada mortal con los condenados y fueron testigos de la defensa en el juicio. El pedido formal había sido presentado por la fiscalía durante la lectura de los alegatos.
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Los testigos tienen la obligación de decir la verdad y, para el fiscal Juan Manuel Dávila, Guarino y Colazo no lo hicieron. Por el delito de falso testimonio podrían recibir una pena de un mes a cuatro años de cárcel.
Sin embargo, ambos podrían defenderse argumentando que no están obligados a incriminarse de un delito. Algo que podría ocurrir si reconocen que había un plan criminal o que sabían lo que había ocurrido tras el ataque a Báez Sosa.
Declaración
Juan Pedro Guarino fue detenido con los ocho rugbiers en la mañana del domingo 18 de enero en la casa que alquilaron en Villa Gesell. En ese momento también quedó detenido Alejo Milanesi, que fue sobreseído con Guarino y que finalmente no declaró como testigo.
Consultado por Fernando Burlando sobre lo que vio, el joven expresó: “A Máximo al lado de un chico tirado, me imaginé que se estaban peleando”. Según dijo, después se fue del lugar.
El abogado defensor también le preguntó por qué no podía creer lo ocurrido y respondió: “Porque habíamos ido de vacaciones a pasarla bien. Ellos ya se habían peleado en otras ocasiones. Había hablado con mi mamá y mi novia que si volvía a pasar me iba a volver de las vacaciones. Nunca lo pude creer”.
A su vez, confirmó no haber visto cómo le pegaron a Fernando Báez Sosa ni con quién mantuvo una discusión. “¿Escuchaste algún comentario cuando llegaste a la casa?”, indagó el letrado. “No, estaba muy enojado. Me metí en la habitación, cargué el celular”, comentó.
Por último, declaró que se enteró que habían matado a un chico “a la tarde cuando estábamos con los precintos” porque “lo dijo un policía”.
Tomás Colazo era menor al momento del crimen de Báez Sosa y no estaba alojado con los rugbiers. Había viajado a Villa Gesell con su familia pero de noche salía con los condenados.
En la madrugada del 18 de enero de 2020 se había juntado con los asesinos de Fernando. Siempre estuvo apuntado como el “rugbier Nº 11”. Guarino y Milanesi, luego sobreseídos, eran vistos como los números 9 y 10.
Falso testimonio
El fiscal Dávila justificó el pedido de la imputación con la declaración de cada uno de los jóvenes. “Ellos mismo se ubicaron, cuando se les exhibieron los videos, parados detrás de un auto, pegados a la pared, mientras que a dos o tres metros de ellos se estaba produciendo el ataque”, aseguró.
Y continuó: “Inmutados quedaron, no se acordaron de nada de lo que pasó, por lo que no tengo dudas que estás personas por omisión mintieron, por lo que se va a solicitar que se inicie una causa por separado por falso testimonio”.