Una sola nota no es suficiente para describir a Guillermo "Quito" Mariani, el cura que desafió la estructura conservadora de la Iglesia de Córdoba y, con la sabiduría que le dan sus 92 años, se declara "con un sentido de cosecha completo".
En Mi otro yo (viernes a las 21 por Canal C), el autor del libro "Sin tapujos" repasó, se sinceró y se emocionó sobre los principales capítulos de su vida. "A pesar de los años sigo manteniendo que la profecía de Dios se da en todo lo que nos rodea y no en un templo", reflexionó. Mirá la primera parte de la entrevista:
La Cripta, aquel espacio legendario que en el que Mariani pasó buena parte de su vida, no podía quedar afuera del diálogo. Pese a que reconoce que allí vivió "muchísimas circunstancias", Quito reveló que no pudo volver más.
"No volví porque mi despedida fue muy agresiva. Es muy doloroso ver cómo desde el Arzobispado pusieron un sacerdote tan opuesto a mi ideología para estar al frente de la Cripta", lamentó.
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A su edad, la soledad es un duro desafío, que suele superar acompañado por su sobrina y sobrinos nietos. "Mi mayor deseo siempre fue tener hijos", reconoció.
Tampoco tuvo tapujos para referirse a la muerte: "Cielo e infierno son imaginaciones populares que entran en una visión de lo angelical y demoníaco que la Biblia sacó del Antiguo Testamento. Yo creo que todos vamos a estar en ese Dios que ha estado en nosotros en este camino en la tierra".
La segunda parte de la nota:
No sé de dónde salió. Tal vez de las veces que fui a la cripta a escuchar sus homilías. Sentí un deseo irrefrenable de arrodillarme ante él. Como si fuera el Dios más palpable, al que pude tener acceso en esta tierra.