Familiares y amigos del adolescente asesinado por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires se reunieron en la puerta del Hospital El Cruce en Florencio Varela para reclamar justicia tras confirmarse su muerte. Lucas González tenía solo 17 años y era juvenil del club Barracas Central.
Además, se realizó una movilización por parte de los vecinos del adolescente con el claro pedido de justicia cuando desde el Gobierno de la Ciudad se reconoció el mal accionar de los tres uniformados. El propio ministro de Seguridad, Marcelo D'Alessandro, reveló durante horas de la tarde que desafectaron a los autores del hecho y que se les realizó un sumario al respecto.
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Recién entrada la noche de este jueves los padres de la víctima pudieron hablar con la prensa en las puertas del hospital y aseguraron muy conmocionados: "Simplemente agradecerles de todo corazón lo que provocaron ustedes, mi gente, toda esta gente, la multitud que tengo. Somos gente humilde”.
Cintia, madre de Lucas, expresó entre lágrimas: "Yo me lo quería llevar a mi casa pero la Policía me lo mató, no voy a descansar hasta que paguen porque nos arruinaron la vida”. Y luego agregó: "Yo no tengo fuerzas: tengo dos hijos y cómo hago. Me lo dejaron todo entubado, moreteado con dos balazos en la cabeza. Quiero Justicia y que mi hijo descanse en paz”.
Mientras tanto, Mario, padre de la víctima, reconoció: "Nos faltó la frutilla del postre que era llevarlos para casa, pero nos regaló todo esto: desde arriba se está haciendo Justicia y que no haya ningún Lucas más porque no lo va a haber”. Y añadió: “Nos vamos a encargar de esclarecer todas las cosas, no les tenemos miedo a nadie, vamos a ir para el frente porque somos humildes”.
Así habrían sido los hechos
Los cuatro jóvenes salían de entrenar el pasado miércoles a las 10 de la mañana en el barrio de Barracas, cuando un auto en el que iban los tres policías vestidos de civil le habrían dado la señal de alto para investigarlos. Los jóvenes, al no reconocerlo como un móvil policial, pensaron que se trataban de ladrones y aceleraron.
En ese momento, los uniformados abrieron fuego y le pegaron dos tiros en la cabeza a Lucas, provocándole muerte cerebral y posteriormente el final de su vida. Además, intentando encubrir el crimen, los mismos oficiales le habrían plantado un arma falsa en el baúl a la Suran que conducían los menores.
El grave hecho fue reconocido por las autoridades del Gobierno de la Ciudad y por parte de la Policía del mismo distrito. Desde el ministerio de Seguridad, advirtieron que separaron de la fuerza a los autores y que quedaron a disposición de la Justicia.
Las pericias quedaron a cargo de la Policía Federal, quienes analizaron el coche en el que iban los chicos y los policías, y hallaron en la escena vainas servidas y proyectiles. También se quedaron con las armas de los policías involucrados para cotejar, incluso el revolver de plástico que apareció en el Volkswagen Suran en el que iban los adolescentes.