El misterio por la desaparición de Daniel Casermeiro terminó de la peor manera el pasado jueves. Tras una semana de una búsqueda que incluyó a 70 personas, quien encontró el cadáver del médico de 61 años fue Nelson Rovasio.
El joven de 23 años estaba juntando leña con su perra durante la tarde del jueves. Precisamente fue su mascota la que ladró y se acercó al maizal de Estación Luxardo. Al acercarse, Rovasio vio las piernas del ginecólogo asesinado e inmediatamente llamó a la Policía.
"Fue un susto bastante grande encontrarlo de golpe. Estaba en descomposición".
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"Había muchos vehículos que nunca se vieron por acá. A la tarde salí caminando con los perros y vine para este lado a buscar leña. La perra encaró cuando llegamos a esta zona y ahí le veo la parte de las piernas al cuerpo. Pegué la vuelta, llamé a la Policía y en 10 minutos estuvieron acá", relató a La Voz de San Justo.
Después de advertir a las autoridades, el muchacho llamó a su padre para pedirle los medicamentos que toma porque suele sufrir crisis nerviosas: "Fue un susto bastante grande encontrarlo de golpe. Estaba en descomposición. Lo que me llamó la atención fue el olor y que el perro encaró, el olor era fuertísimo y diferente", detalló.
Perros alterados
Consultado por pistas o indicios de que allí estaba el cadáver, Rovasio remarcó que no vio nada importante en los días previos. Sin embargo, recordó el extraño comportamiento de los perros.
"No se sentía olor desde el campo pero los perros venían toreando y se metían al maíz hacía tres o cuatro noches. Subí a los silos pero no se veía nada raro", dijo.