"Todo empezó por una mínima discusión… clásica de matrimonio, después a sacarnos los trapitos al sol y bueno se llega a la violencia. Hoy pienso que eso está mal", Raúl reconoce que tuvo comportamientos agresivos contra su pareja mujer y eso lo llevó por los estrados judiciales.
La Justicia fue quien lo derivó al Centro Integral de Varones (CIV) en Situación de Violencia, que depende del Ministerio de la Mujer. En ese centro, ubicado en Rondeau 258, los profesionales intentan a través de un tratamiento detener y prevenir comportamientos violentos contra sus parejas mujeres. El curso dura al menos tres meses.
“Reconstruir la masculinidad” es el proceso al que se someten los hombres que llegan (algunos lo hacen voluntariamente). El objetivo es identificar los rasgos culturales y sociales que los hicieron desarrollar la sensación de “superioridad sobre el género femenino” para luego cambiar.
“Es llevar a los varones a un replanteo de sus posicionamientos, del proceso educativo, de la forma de establecer sus vínculos, sus lazos efectivos”, asegura Pablo Rivarola, director del Centro y agrega: “Cuando se entiende el dolor generado se produce un cambio”.
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La violencia de género es un drama que lamentablemente suma víctimas en Córdoba. En 2020 hubo 13 femicidios y en lo que va del 2021, ya se cuentan 8. La pandemia triplicó la demanda en el Centro de Varones. Actualmente se hacen tratar casi 1.300, cuando antes de la llegada del virus había 400.
“Yo pensaba que era más que mi señora, más que mis hijos, el jefe de todo. A la hora de tomar decisiones siempre yo, pero llega un momento que eso explota”, reconoce José. Por otra parte, Alberto asegura que una infidelidad le despertó la ira que terminó en una agresión a su pareja.
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“A los varones muchas veces se les fomenta que sean agresivos, que se sepan defender, que tengan peleas callejeras… si soy varón, me tengo que relacionar así y si alguien me hace algo, le pego”, remarca la psicóloga Juliana Pozzerle cuando se refiere a los “mandatos de masculinidades”.
Por último, Alberto dice que pudo ver cómo “el hombre defiende al hombre”, ya que cuando el llamó para autoincriminarse, el policía le decía: “'Ya está, no pasó nada', nunca quiso saber si mi mujer estaba tirada en el piso con un balazo… solo se preocupó por mi”.