Horacio Quiroga fue el primero que se animó a señalar que Lázaro Baéz recibía órdenes de Néstor Kirchner. Fue en 2013, en pleno gobierno kirchnerista y mucho antes de que lo encontraran muerto con un traumatismo de cráneo en el piso del baño de su departamento, ubicado en Callao 1150, Ciudad de Buenos Aires.
Esta mañana, cunado la Policía ingresó a su domicilio, su cuerpo sin vida estaba rodeado por un charco de sangre. Según averiguaron fuentes policiales, que por el momento caratularon la causa como muerte dudosa, el hombre de 65 años tenía problemas respiratorios y sufría una depresión producto de problemas económicos.
Quiroga estuvo a cargo de las empresas petroleras Epsur y Mishar y tuvo su primera aparición mediática tres años atrás, cuando en declaraciones para la revista Noticias reveló los vínculos del expresidente Kirchner con Báez.
Ese testimonio lo realizó ante un escribano público en la casa de Elisa Carrió y luego lo ratificó ante el juez de la causa, Sebastián Casanello. "Era plata que nos mandó Kichner para Lázaro Báez. Unos 7 millones de dólares. La contaron arriba de una mesa", dijo Quiroga en ese momento.