Javier Galván confesó el femicidio de Ivana Módica y entre los últimos minutos del viernes y las primeras horas de este sábado el horror quedó confirmado.
El hallazgo del cuerpo se produjo luego de su declaración, pero la fiscalía ya tenía el detalle preciso de sus movimientos. Estos datos lo terminaron acorralando para admitir el crimen tras ocho días de silencio.
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El primer horario a tener en cuenta es el del jueves 11 de febrero. A las 23.30, Galván fue grabado a pocos metros de la casa que compartía con la víctima por la cámara de seguridad. Se dirigía en sentido al balneario de las Siete Cascadas.
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A la 1.38 del viernes, Galván se dirigía en su auto hacia Pampa de Olaen y se cruzó con un oficial de la Patrulla Rural. Éste le consultó qué estaba haciendo, advertido por el horario y la casi total oscuridad de la zona.
Como informó El Doce, Galván manifestó que iba al bar La Posta, un lugar de encuentro de baqueanos, a tomar una cerveza. Lo estremecedor es que a partir de estos horarios se confirma que en ese momento el femicida llevaba el cuerpo de Ivana escondido en el auto.
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Recién a las 2.49, más de una hora después, la cámara de seguridad de una gomería lo grabó sobre ruta 38, en el ingreso a Valle Hermoso. A las 2.58 otra cámara, de una estación de servicio YPF, confirmó que pasó por Valle Hermoso.
Todo indica que en ese lapso el asesino se desprendió del cuerpo de Ivana a pocos metros del Camino del Cuadrado: sobre el kilómetro 11,5, bajó del auto, caminó unos cinco metros y lo arrojó en medio de las malezas, debajo de un gran arbusto.
Regreso
A las 6.40, otra cámara grabó el auto de Galván cerca de su casa, mientras partía para ir a su trabajo luego de cometer el crimen y arrojar el cadáver, que preparó especialmente para despistar a los investigadores.
A las 7.45, como si se tratara de un día normal, el militar y femicida ingresó a trabajar a la planta de FADEA. Tras cumplir su turno, puso en marcha su falsa coartada y denunció la desaparición de Ivana.