Romina (35) es una abogada de Río Tercero que sufre un verdadero infierno. Su pesadilla comenzó un día invierno en 2013 que, sin saberlo, fue una jornada que le cambió la vida y derivó en separación y depresión.
Tenía ya siete meses de embarazo y salió de trabajar en una audiencia en los Tribunales de su ciudad. Se iba a juntar con su esposo para almorzar, pero ya no tenía batería en el celular. Justo cruzaba por una obra en construcción y se encontró con un obrero, a quien le pidió el teléfono para realizar una llamada. Ese obrero era Fernando Del Valle Sarmiento (34).
Sarmiento aprovechó la casualidad para contarle que él tenía algunos problemas con la Justicia y le pidió a la abogada su número para poder contactarla si necesitaba ayuda. Ese fue el primer paso del horror.
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Romina empezó a recibir mensajes de WhatsApp y llamadas que pasaron desde piropos a declaraciones de amor y aberrantes frases con tono sexual. Algunos días después de ese encuentro casual, el obrero fue condenado a cuatro años de prisión por robo y venta de drogas.
Sin embargo el acoso nunca se detuvo. Desde la cárcel, Sarmiento continuó enviándole todo tipo de mensajes obscenos. Ella cambió numerosas veces de número y celular, pero las llamadas no paraban y ella lo denunció. A mediados de agosto de este año el acosador recibió otra condena de tres años y cuatro meses de prisión por coacción continuada.
El detalle del hostigamiento
La abogada recién se animó a hacer la denuncia en octubre de 2017. Incluso después de esa fecha Sarmiento siguió acosándola desde la cárcel. “Todas las llamadas las realicé desde Bouwer con teléfonos públicos y celulares que compraba ahí adentro", confesó el delincuente.
Infobae tuvo acceso a la indagatoria completa del acusado. Los textos y transcripciones de audios dan terror y no fueron sólo a ella sino también a sus padres, a su marido, a sus abuelos, amigas, compañeras de trabajo y varios teléfonos fijos relacionados a Romina.
"Te voy a comer entera, toda. Te voy a lamer entera. Te voy a hacer de todo. Te voy a hacer el amor. Me vas a dejar que te haga el amor. Te voy a chupar todo. Ya nos vamos a encontrar y vas a ser mía", le decía.
Siempre lograba conseguir algún número para contactarla, sin importar cuántas veces la mujer lo haya cambiado. El primer llamado llegó dos semanas después del primer encuentro en 2013, donde Sarmiento le pidió asesoramiento pero ella se lo negó por el avanzado estado de su embarazo.
Luego siguió con acosos y horrorosas propuestas subidas de todo. Tanto su marido como ella al principio decidieron ignorarlo, pensando que pronto terminaría.
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Desde ese momento hubo un impasse. Pero en febrero de 2016 regresó el terror tras un WhatsApp que llegó al nuevo teléfono de Romina: "En la vida hay muchos sueños que uno tiene… y tú eres de mis sueños. Soy Fernando y algún día nos volveremos a cruzar como Dios nos cruzó una vez. Besos".
"¿Qué me tenés miedo que no me querés atender? Te voy a comer entera. Ya vas a ver. Te voy a encontrar. Estas ricasa. Soy Fernando, cuando salga de acá te voy a encontrar. Dale Ro, atendeme que te voy a encontrar lo mismo".
A pesar de haber estado preso por robo, Sarmiento llamó sistemáticamente a su víctima. En septiembre de 2018 el obrero recuperó su libertad, pero el fiscal Ricardo Carballo ordenó otra vez su detención tras el pedido de la víctima, que temía por su seguridad y la de sus hijos. Sin embargo, en sus pocas horas libres, Romina recibió decenas de llamadas y mensajes.
Fernando Del Valle Sarmiento está otra vez preso en la cárcel de Bouwer, pero pronto cumplirá su condena de 3 años y 4 meses de prisión.