El 11 de junio de 2015, un Fiat Palio y un VW Gol chocaron de frente en el viejo camino a Monte Cristo, a la altura del kilómetro 8 y medio de la ruta A-88. El conductor del primer auto iba alcoholizado y drogado. En el otro vehículo, se trasladaba Micaela González, embarazada de ocho meses y su pareja. Él murió y ella perdió a su bebé.
Pasaron siete años de la tragedia vial y este martes inicia el juicio. El acusado y la defensa solicitaron un juicio abreviado. Esto le permite reconocer la responsabilidad en el accidente y los hechos que se le atribuyen a cambio de la reducción de la pena.
La abogada de González explicó a Arriba Córdoba que “el Tribunal tiene los elementos para condenarlo sin girar hacia el homicidio simple sino con el máximo de la escala que contempla para los homicidios culposos agravado”. Esto implica un mínimo de tres y un máximo de seis años de cárcel.
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Para Micaela González, la primera audiencia oral le significa revivir ese trágico momento. “Hace siete años que espero esto, siete años que me cambió la vida, que no vuelvo a ser la misma, con una ausencia terrible en mi corazón”, expresó con la voz entrecortada. Y expresó que “el dolor lo lleva por el resto de su vida”, por eso espera que se haga justicia en nombre de su bebé y su esposo.
Aquel 12 de junio, la joven iba a trabajar. Eran sus últimos días antes de salir de licencia. “Mi pareja me llevaba, con la ilusión de pronto tener a mi hija en brazos”, recordó. Sin embargo, le arrebataron ese deseo: “Solamente resultó llevarla en mis brazos a enterrarla por culpa de una persona que no fue consciente del daño que hacía”.
“Hace siete años que puede estar libremente. Y a nosotros nos destruyó para el resto de nuestras vidas dejándonos un vacío enorme”, sentenció.
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