“Estamos prendidos fuego”, la frase resonó y preocupó en la mañana del miércoles 23 de septiembre cuando el Director del Observatorio Astronómico Córdoba, Manuel Merchán, pedía urgente la ayuda de los bomberos para salvar la cúpula ubicada en Bosque Alegre.
Inaugurada en 1942, la estación astrofísica ya cuenta 78 años de investigación y divulgación científica en su historial. Fue posible gracias a la gestión de Charles Dillon Perrine quien fue director del Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC) entre 1909 y 1936.
La ubicación es estratégica para poder desarrollar las actividades previstas en ese lugar. Está emplazada en un predio de 15 hectáreas ubicado en Sierras Chicas, a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba en un marco natural inigualable.
Cuando uno estudia los inicios de las investigaciones astronómicas en la Argentina, el nombre de Domingo Faustino Sarmiento aparece de manera indiscutida. Fue el responsable de la fundación del primer Observatorio Astronómico de Córdoba el 24 de octubre de 1871. Lo hizo en el lugar más alto de la ciudad.
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La cercanía con el astrónomo Benjamín Apthorp Gould cuando Sarmiento representaba a la Argentina en Estados Unidos explica la importancia que el ex presidente de la Nación le dio a la investigación astronómica y científica.
Cuenta la historia del Observatorio que por allí pasaron y se formaron grandes figuras de la historia argentina.
Por ejemplo, José Antonio Balseiro trabajó entre 1945 y 1947 en el Observatorio Astronómico de Córdoba bajo la dirección del Dr. Guido Beck en temas de física teórica.
Hace algunos años, Horacio Pastawski, investigador del Conicet en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), hizo público un mail de Mario Bunge en el que repasaban algunos de los episodios más importantes de su paso por el Observatorio Astronómico de la UNC y la importancia de la presencia del físico austríaco Guido Beck, quien llegó a nuestro país huyendo del nazismo y la Segunda Guerra Mundial.
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En el mail puede leerse: “Pero cuando Guido Beck las predijo en su tesis en Viena en 1925, ni siquiera Einstein creía en ellas. Por eso, cuando en 1943 Enrique Gaviola refugió a Beck en el Observatorio Astronómico de Córdoba, los más inquietos jóvenes argentinos se acercaron a aprender del maestro. Entre ellos estaban Mario Bunge, Ernesto Sabato, Alberto Maiztegui y José Antonio Balseiro”.
Esta frase nos permite dimensionar la importancia y la relevancia de las investigaciones científicas que se han desarrollado a lo largo de la historia en el Observatorio Astronómico Córdoba y la estación de Bosque Alegre.
Si las llamas consumen parte del edificio y la cúpula del observatorio, las pérdidas no sólo serán económicas. El fuego podría consumir una parte fundamental de la historia científica de nuestra provincia y nuestro país.