El boliche Velvet Sur quedó en el centro de la polémica después de que uno de sus patovicas le diera una trompada en la cara a una joven de 18 años durante una fiesta de Año Nuevo. Por primera vez Luciana se animó a mostrarse en cámara y en El Show del Lagarto denunció graves irregularidades por parte del local bailable.
“Esa noche había guardias tomando, menores, no te piden el DNI para entrar. También había consumo de drogas”, comentó. Además catalogó al ataque que sufrió como un “abuso de poder” e insistió en que ella no tuvo nada que ver con los disturbios que se ocasionaron.
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“Lo único que pedí fue que me dejaran sacar mi celular y mi cartera y me iba”, sostuvo. Contó que antes de ser golpeada una seguridad mujer ya la había maltratado y sacado de los pelos.
El boliche y un terrible antecedente
El abogado de la víctima, Carlos Nayi, remarcó que no es la primera vez que Velvet Sur es escenario de un ataque. Recordó que fue allí donde se inició la trifulca en la que agredieron a Ezequiel Cabrera, el joven que cayó al túnel de Plaza España mientras huía de un grupo de menores.
A su vez, el letrado contó que la fiscalía interviniente investiga si el boliche tenía la habilitación correspondiente para operar durante Año Nuevo. Dijo que aunque el recinto no volvió a abrir sus puertas desde entonces en redes sociales circula información que indica que mudó su sede a la calle Larrañaga.
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Nayi subrayó que, según marca el Código Civil, “los dueños del local tienen responsabilidad objetiva” en este tipo de casos. “Cuando un dependiente comete un hecho que es un acto ilícito, civil o penal, deben responder civilmente. Penalmente no en la medida en que no haya una contribución, complicidad u omisión”, explicó.
Por último, argumentó que los guardias de seguridad privados no pueden agredir físicamente a nadie y que su función debe ser siempre “preventiva”.