A un mes y medio de la aparición del cuerpo de María Eugenia Cadamuro, la situación de su hijo, Jeremías Sanz, sigue complicándose. Este martes, la fiscalía difundió pruebas que lo involucran con el crimen de su mamá, que se estima cometió a mediados de marzo.
Según publica el portal local Radio Jesús María, se trata de información trascendental. En primer lugar, se dio a conocer que hubo llamados el 15 de marzo en los que el joven reconocería la autoría a sus amigos.
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Además, se confirmó que los disparos se realizaron con un arma calibre 16, a 80 centímetros de la víctima. Sanz tenía cuatro armas: una calibre 16, que habría usado para asesinar a Maru, otra calibre 22, un rifle y una escopeta recortada. Ninguna estaba registrada legalmente en el RENAR.
El teléfono secuestrado al imputado por homicidio doblemente calificado por el vínculo y violencia de género también reveló datos claves. Si bien se comprobó que se borraron conversaciones, mensajes y llamadas de aquel 15 de marzo, lo que no se eliminó fueron varias fotos.
En una de ellas el acusado aparece con una campera roja y, en otra, se ve una manta que luego fue hallada sobre el cadáver, informó el mismo medio de la localidad.