Todos los 6 de septiembre un rayo de luz ingresa por el techo de la Capilla de Buffo e ilumina el rostro de una mujer que murió hace 77 años. El evento es un homenaje del constructor Guido Buffo a su hija Eleonora, que murió cuando tenía tenía 24 años.
Sin embargo, en los frescos renacentistas también está la imagen de su esposa Leonor, que murió un 24 de marzo, y ese día se produce un fenómeno similar. Ambas murieron víctimas de la tuberculosis.
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Desde la “Fundación Guido Buffo” quieren mantener vivo el legado de éste excéntrico italiano, pero temen que la humedad avance y arruine para siempre los frescos. Hace sólo tres años se hicieron trabajos en su interior, sin embargo una nueva vertiente amenaza la obra de arte.
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La Capilla de Buffo está en la Reserva Natural Los Quebrachitos a 7 kilómetros de Unquillo. Se trata de una construcción con decenas de símbolos, signos y señales. Todo recuerda el legado de su constructor:
“Inspirado por el afecto paterno más puro y desinteresado, he decidido, que todo el valle; conjuntamente con lo que en él se halla edificado, lo obsequiaré en memoria de Leonor; madre e hija”.
Vecinos, alumnos y turistas se emocionan ante un evento tan particular y que tan pocos pueden presenciar. “Es un acto de dolor y amor”, dice una mendocina que no puede contener las lágrimas.
Guido Buffo nació en Italia, y durante su vida fue pintor, escultor, músico, astrónomo, inventor, sismólogo, científico, educador, filósofo, escritor, investigador de botánica y zoología. Pero principalmente fue un amante de la cultura y del arte, y resumió todos sus saberes y amores en esta obra arquitectónica única.