Entre escenas de profundo dolor y un clima tenso, la despedida de los restos de “Rafita” marcó el recelo entre la familia y los integrantes de la agrupación Lof Lafken Winkul de Villa Mascardi. “Pido justicia. Ustedes me lo llevaron allá y me lo trajeron muerto”, exclamó la mujer junto a su marido.
En la humilde casilla de madera, los restos del joven baleado fueron velados en una ceremonia no mapuche. En la ocasión habló el obispo de la ciudad, Juan José Chaparro.
Entre los presentes, un grupo de familiares estaba con sus vestimentas tradicionales. Al cuerpo de Rafael, lo cubrieron con una bandera mapuche, tenía un trarilonco en su cabeza y en el pecho una hoja de papel con un mensaje.
Graciela se mostró en todo momento muy confundida. "Quiero pedir justicia. No puedo creer que todavía me lo hayan traído así. No voy a estar tranquila con lo que pasó”.
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También se quejó porque nadie del Gobierno provincial ni el Nacional hizo contacto con la familia. “Mi hijo no me contaba muchas cosas. Él se juntaba con la comunidad. Solo sabía que peleaban por una tierra, pero nunca supe que podía terminar así", lanzó.
Sobre cómo era el joven, la mujer dio detalles en la nota a la television local. "Era una persona muy buena. Trabajaba en una herrería y hacía changuitas. Nosotros vamos a ir a la justicia con mi marido y mi otro hijo", advirtió.