El femicidio de Susana Sosa en Carlos Paz fue el corolario de una sucesión de amenazas de muerte que Nicolás Garay repetía a su ex pareja y a la hija de ella cada vez que irrumpía en su casa sin aviso previo. “No sabíamos qué día y a qué hora vendría, siempre estábamos intranquilas porque aparecía de la nada”, relató la nieta de la mujer asesinada.
Tres mujeres son las víctimas de este drama familiar que conmueve a Córdoba: abuela, madre e hija. El calvario para ellas comenzó hace casi un año y medio, cuando Liliana, hija de Susana Sosa, decidió ponerle fin a su relación con Garay.
+ El acusado de asesinar a la mujer fue detenido en barrio Mosconi de Córdoba:
Desde ese momento, el hombre irrumpió en reiteradas oportunidades -y de manera sorpresiva- en el domicilio donde residían las mujeres. Viajaba en colectivo desde Córdoba hasta Carlos Paz con el único fin de recomponer la pareja.
“Lo hacía siempre. Pasaban meses y él volvía a mi casa. Siempre le decíamos que se vaya, que no lo queríamos más ahí. Nunca aceptó que mi mamá no quisiera estar con él”, contó a El Doce la nieta de la mujer asesinada e hija de la ex pareja del acusado.
+ Garay aparecía sorpresivamente en la casa de las mujeres:
Sus apariciones siempre fueron violentas y con intimidaciones. “Siempre nos amenazaba con que nos iba a hacer algo. También nos decía que se iba a matar. Pero nunca hizo nada más que golpear y romper cosas en mi casa”, agregó la joven de 24 años.
Pero este domingo a la mañana concretó lo que sugirió todos estos meses y asesinó a golpes a la madre de su ex, mientras Liliana hacía la denuncia en la Policía tras un nuevo ataque a su casa durante la madrugada.
Decidido a dañar
“Él no tenía nada contra mí abuela. La cosa era contra mi mamá y donde más le doliera a ella. Si hubiera estado yo en la casa, me mataba a mí porque varias veces me había amenazado. Le pasó a mi abuela porque es la única persona que estaba ahí”, dijo la chica.
En shock por todo lo ocurrido y con miedo de que la familia del asesino reaccione violentamente, la joven señaló que la Policía conocía del caso con anterioridad. “Siempre que este hombre venía a la casa, mi mamá llamaba a la policía. Siempre vinieron, pero como no nos había hecho nada, nos decían que no podían actuar”.
Tomando en un kiosco
La nieta y la hija de la mujer asesinada aseguran que la Policía pudo haber evitado el crimen si detenían a Garay a las 8 de la mañana del domingo “cuando estaba tomando alcohol en un kiosco” de la avenida San Martín, a pocas cuadras de la casa donde minutos más tarde asesinó a la abuela.
“Tal vez si lo demoraban o lo aprehendían esto no hubiera pasado. Pero solo le dijeron que deje de chupar y que se tome el colectivo de regreso a Córdoba”, manifestaron las víctimas.
Desde la Policía de Córdoba apuntaron que los efectivos abocados al operativo no encontraron al hombre en ese kiosco al que acudieron por indicación de la denunciante.