El viernes arrancó con miles de pasajeros que quedaron imprevistamente a pie. Muchos creyeron que era otro de los paros salvajes de los choferes, tan habituales por décadas. Pero no fue un paro, ni asamblea informativa, ni nada por el estilo. La mayoría de los choferes estaban dispuestos a trabajar. La explicación a la interrupción del servicio era un piquete.
Los colectivos estacionados en la punta de línea de Ersa y Aucor en Camino a San Carlos no podían salir. Unos 40 activistas de la CTA Autónoma bloqueaban la entrada del predio. Así protestaban contra el supuesto despido de 5 "delegados" de UCRA, el proyecto de sindicato alternativo a la UTA que promueven.
¿Qué es UCRA (Unión de Conductores de la República Argentina)? Se trata del sello al que apuesta una liga de sindicatos K para retomar el control del estratégico transporte urbano. Entre quienes promueven a esta hasta hoy desconocida agrupación gremial se encuentran sobre todo sindicatos ligados al sector estatal.
+ MIRÁ MÁS: Cómo es la “industria del semáforo” en Córdoba
Un momento clave en esta historia es el paro de diez días de junio de 2017, que terminó con la derrota completa de los líderes de la protesta. Tras esos días de enorme estrés para toda la ciudad, la UTA Córdoba fue inducida a un proceso que incluyó el abandono de sus habituales paros salvajes, por fuera de todo marco legal. Hubo más de 130 despidos (muchos de ellos revertidos al cabo de unos meses) y una intervención nacional que derivaron en que las protestas sorpresivas, presentadas eufemísticamente como "asambleas en punta de línea", se volvieran infrecuentes.
UCRA reunió en un primer momento a los promotores de aquella protesta récord de 2017. El líder en su presentación en sociedad, seis meses atrás, fue Marcelo Marín, el hombre que ganó fama con la ciudad paralizada, aunque por una interna en ese flamante espacio ya quedó desplazado.
Los colectivos vinieron funcionando sin mayores alteraciones durante meses. Recién veinte días atrás UCRA empezó mostrar su capacidad de acción, cuando hubo algunas líneas de Ersa afectadas por protestas de pocas horas. La excusa formal fueron los atrasos por parte de la empresa, que atraviesa dificultades financieras entre otras razones por la disminución de los subsidios nacionales, para abonar las cuotas alimentarias que muchos trabajadores están obligados a pagar y los aportes a la obra social.
+ MIRÁ MÁS: Estafan a turistas ofreciendo un alojamiento en las sierras que no existe
Pero más allá de estas faltas empresarias, lo que ocurre en el fondo es una maniobra tendiente a frenar el proceso de incorporación de UTA Córdoba a la vida civilizada. Una confluencia de gremios adscriptos a distintas vertientes del kirchnerismo aspira a retomar su influencia en el sindicato de los choferes. Quieren volver a disponer del control de un servicio estratégico. Y a las ventajas de todo tipo que eso les brinda. De eso se trataba en definitiva el bloque de esta mañana. La maniobra presentada de manera engañosa como un "paro", en realidad fue un piquete. Con el objetivo final de lograr el poder que permita el regreso de los paros salvajes.