El lunes de la semana pasada, cuando el grupo de 83 cadetes de policía de La Rioja tuvo su primer entrenamiento, la temperatura alcanzaba los 40 grados. El "bautismo" estuvo a cargo de los compañeros de segundo año, quienes siguieron órdenes de los superiores.
Una de esas órdenes fue negarle el agua a los ingresantes. La etapa más dura de la tortura fue realizada en la llamada "sartén", una cancha de básquet con piso de cemento que es conocida así por la temperatura que levanta al sol. Allí colapsó Emanuel Garay, la primera víctima fatal del abuso.
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“Hay mujeres con quemaduras en los pechos porque las obligaban a estar en el suelo, que estaba tan caliente que les provocó lesiones. La mayoría tiene llagas en los nudillos porque les indicaron hacer flexiones apoyados en los puños o arrastrarse usando los codos”, reconstruyó José Azcurra, abogado de la familia de la víctima, a Clarín.
Otro dato, presente en las declaraciones a la Justicia, es todavía más estremecedor. Desesperados por agua, los cadetes llegaron a tomar agua de un inodoro y de un estanque con sapos sucio.
Todo esto está presente en la denuncia contra Oscar Quinteros, Cristian Brizuela, Facundo Carrión Agüero, Zulema Díaz, Aynara Balinsky y Romina Oviedo, que dirigieron el entrenamiento y prohibieron tomar agua. Se los acusa de lesiones gravísimas seguidas de muerte, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad.
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Además están detenidos ocho policías encargados de la escuela, quienes habrían ordenado las torturas. Son el comisario mayor Nicolás Gordillo, el comisario mayor Ramón Leguiza, el comisario Jorge Marcelo Leguiza, la comisaria Adriana Rodríguez, la oficial inspector Nadia Bravo, el oficial subinspector Elio Marcial, la oficial subinspector Ivana Luna y el oficial ayudante Marco Miranday.