"Disculpame, ¿me podrías anotar para darme la comida? ¿Cómo tengo que hacer? Realmente no tengo para comer". Palabras más, palabras menos, la frase se repite en diferentes comedores de la ciudad de Córdoba. Son miles de personas que piden alimentos por primera vez en su vida.
Se trata de hombres y mujeres, sostenes de familia, que se dedicaban a diferentes trabajos informales para "vivir al día" y que llevan dos meses y medio sin poder generar ingresos por la cuarentena. El IFE es un paliativo insuficiente.
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"Hay muchos que piden por primera vez, vienen con vergüenza. Pero hoy estamos todos en la misma", comentó Graciela Tobares, responsable del comedor "Pancita llena, corazón contento" de barrio Villa Urquiza. En esa organización le daban la cena a 150 niños, pero ahora asisten a más de 300 personas.
"Antes venían solo los chicos. Ahora vienen también los padres y piden para la familia completa. Hay gente que se acerca que nunca tuvo necesidad de pedir un plato de comida", afirmó Graciela. Entre los nuevos beneficiarios, hay algunos que antes colaboraban con el comedor donando lo que podían.
"Es la situación más fea que hemos vivido"
Este martes, el móvil de Telenoche reflejó la dramática situación en un comedor de barrio Ciudad Evita. "Hay muchos carreros acá y no pueden salir a conseguir la comida para sus niños. Los niños no se pueden acostar con la pancita vacía", comentó entre lágrimas la coordinadora de la olla popular. "Es la situación más fea que hemos vivido", afirmó.
Las cifras del hambre
Los números de la fundación Banco de Alimentos Córdoba son una muestra clara de la necesidad y del aumento de la pobreza en los barrios más vulnerables. En marzo (la última medición precuarentena), había 26.506 beneficiarios directos de los 315 comedores y merenderos asistidos por la ONG. Hoy ese número se triplicó: son casi 80 mil las personas que dependen del servicio alimentario que brindan las organizaciones sociales a través de módulos o viandas.
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Fue clave la campaña encabezada por empresarios cordobeses "Córdoba, acá estamos", que ayudó al Banco de Alimentos y a Cáritas. Con lo recaudado se compró mercadería y también se sumaron nuevas empresas donantes. Además, fue clave el trabajo de voluntarios para dar soluciones operativas. Pero nunca es suficiente: el Banco aún tiene 220 organizaciones en lista de espera.
"Antes se asistía a los niños y ahora a todo el grupo familiar. Y se sumaron muchas personas de la economía informal que no pueden trabajar", señaló Griselda Luna Olmos, directora ejecutiva del Banco de Alimentos Córdoba, en diálogo con El Doce.
Según UNICEF, a fines de 2020 podría haber 6 de cada 10 chicos argentinos en situación de pobreza (en el segundo semestre afectó al 53 por ciento de las niñas y niños, según el INDEC).