Este sábado se cumplen dos décadas de la que fue una de las mayores tragedias de la historia de la aeronáutica argentina. En un informe especial de El Doce, conocimos la palabra de tres sobrevivientes cordobeses de la tragedia de LAPA.
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Las imágenes conmueven y causan estupor más allá de que nos separen 20 años de aquel fatídico 31 de agosto de 1999. Cuando el vuelo 3142 intentó despegar a las 20:54 del Aeroparque Jorge Newbery, y no logró hacerlo por una falla humana y una cadena de negligencias, cruzó descontrolada la Avenida Costanera de la ciudad de Buenos Aires y sólo detuvo su marcha cuando chocó contra un terraplén y una casilla de gas en el predio de Costa Salguero. El saldo final fue de 65 muertos y decenas de heridos.
“Yo quede atrapado, todo se fue sobre mí y quede atrapado”, cuenta Benjamín Buteler, uno de los sobrevivientes de la tragedia a quien debieron amputarle las dos piernas. En la historia de Benjamín cobra relevancia quien fuera una especie de ángel guardián. Ya que el destino quiso que Mauricio Donkin, un caddy del campo de golf de Punta Carrasco, lo salvara junto a otras cuatro personas al meterse entre las llamas.
“Yo me di cuenta que algo andaba mal y vi la turbina absolutamente incendiada”, confiesa María Ester Hereñú, quien debió pasar tres años en Buenos Aires hasta poder regresar a Córdoba y luego de ser sometida a más de noventa operaciones. “Algo que me llamó la atención en ese momento y es que nadie gritaba y yo pensé, que raro, nos estamos por morir todos y nadie grita”, agrega la mujer, que ese días sólo quería regresar a casa a ver a su madre, tras un intenso día en la capital.
El tercer caso es el de Marisa Beiró, quien trabajaba en una cadena de perfumerías y estuvo dos semanas capacitándose con otras siete compañeras. Del grupo, esa noche fue la única sobreviviente. “Atiné a poner la cabeza entre las piernas y vi que mis amigas se habían agarrado del apoya cabeza, ese es mi último recuerdo antes del impacto”, cuenta Marisa quien estuvo un año internada, con los primeros tres meses en estado crítico reservado.
Tres historias de superación, lamentos dejados atrás y ganas de vivir, a raíz de una tragedia que sirvió como ejemplo del desenlace fatal que pueden llegar a tener una serie de negligencias y que no debería volver a repetirse.
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