Gabriel vivía en Bandera, una pequeña ciudad de Santiago del Estero, iba a séptimo grado y vivía junto a su mamá, sus tres hermanos y su abuela materna. No tenía relación con su papá.
Hacía un tiempo le había contado a su hermana de 14 años que en la escuela sufría burlas, le decían gordo y si bien estaba anotado para viajar la próxima semana a Carlos Paz de viaje de egresados, ya había dicho que no iba a ir.
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El lunes, fue a la escuela, como lo hacía siempre por la mañana, regresó al mediodía y volvió a la escuela a acompañar a su hermana.
"Ella lo notó raro, él se despidió y le dijo que la quería mucho, que se cuidara. No entendió por qué, no era un niño demostrativo", contó la fiscal.
Llegó a su casa a la hora de la siesta, cuando su madre y su abuela dormían la siesta y el nene se encerró en la habitación de su hermana y se disparó con el arma que su padrastro usaba para cazar.
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La hermana de Gabriel también contó que estaba triste por la muerte de su perrita y porque se llevaba una materia a rendir.
La fiscal de turno Andrea Darwich ordenó que la policía envié todas las actuaciones a la fiscalía para continuar con la investigación.