Recuerdo aquel 29 de Septiembre de 2017. Mi hija Anita tenía siete días de nacida y mi leche no bajaba (o subía como dicen en Europa). “Tomá este medicamento, tomate una cerveza, masajeate los pezones, relájate, dormí”, y unos veinte etcéteras más escuché por esas horas. Debo reconocer que tengo una red de apoyo por dedicarme al tema, pero igual todos los libros se me quemaron. Lloraba, estaba triste, ¿Cómo no iba a poder darle la teta a mi hija?, me decía una y otra vez.
Fueron varias personas las que me ayudaron, pero en este artículo me centraré en una de ellas: Alejandra Galván, Presidenta de la Liga de la Leche Argentina. Alejandra, junto a muchas voluntarias, ayudan a que cientos de mujeres en el país como en Latinoamérica reciban apoyo, información y contención en un momento tan especial de nuestras vidas, como es amamantar.
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“La #SMLM2020 se centrará en el impacto de la alimentación infantil en el medio ambiente, en el cambio climático y en el imperativo de proteger, promover y apoyar la lactancia materna para la salud del planeta y su gente. El tema está alineado con el área temática 3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, que destaca los vínculos entre la lactancia materna y el medio ambiente” explica.
La producción de alimentos es responsable de aproximadamente el 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Nuestras prácticas actuales de producción y consumo de alimentos están degradando los ecosistemas de suelo y agua, y afectando el cambio climático. Cada paso dado a lo largo de nuestra vida cuenta para mitigar la degradación ambiental y la crisis climática. La leche materna es el primer alimento que consumimos y es una parte fundamental de un sistema alimentario sostenible.
Aunque se han logrado muchos avances en la salud global en las últimas décadas, existen varios desafíos emergentes, por ejemplo, desastres naturales, brotes de enfermedades infecciosas como la actual pandemia de COVID-19, así como la falta de sistemas de salud adecuados. Varios países se enfrentan a la doble carga del sobrepeso y la desnutrición.
Las enfermedades no transmisibles también están aumentando. La inseguridad alimentaria afecta a millones de personas, especialmente en zonas propensas a conflictos y desastres. Nuestras dietas y patrones de consumo de alimentos son factores subyacentes a estos problemas. “Por eso explicamos y decimos siempre que la lactancia materna puede contribuir a la salud a corto y largo plazo”, dice Alejandra Galván.
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La alimentación con sucedáneos de la leche materna, desde la granja hasta la mesa, afecta el medio ambiente y el clima, debido a los métodos de producción, envasado, distribución y preparación: requieren grandes niveles de energía que profundizan la huella de carbono, generan altos niveles de desechos que impactan directamente en el medio ambiente, y los requisitos de agua para su producción incrementan la huella hídrica.
La lactancia materna contribuye positivamente a la salud del planeta de varias maneras: es sostenible, ecológica y buena para la salud humana además de ser natural, renovable y ambientalmente segura. “La leche materna es un excelente ejemplo de la profunda conexión entre la salud humana y los ecosistemas de la naturaleza. Todos podemos hacer algo por la huella de carbono y nuestra huella ecológica, comenzando por cómo alimentamos a nuestros bebés”, concluye la Presidenta de la Liga.
Más información:
Liga de La Leche Argentina celebra la SMLM2020 con una serie de conferencias online, abiertas y gratuitas:
- Sábado 1º de agosto a las 14: “Rabietas, berrinches y pataletas” por el pediatra español Carlos González, a través del canal YouTube de LLL Latinoamérica.
- Del domingo 2 al viernes 7, en vivo por el canal YouTube de .