Santiago Orellano (18) fue asesinado en la tarde del sábado 22 de agosto de 2020 cuando fue a ver un partido de fútbol entre equipos de barrio Comercial y Ampliación Vicor. Pese a las restricciones de la cuarentena por coronavirus, el encuentro reunió a varias personas entre la hinchada. Ahí estaba el joven junto a sus amigos.
Luego del gol del equipo visitante (Ampliación Vicor), se desató una batalla campal y dos jóvenes abrieron fuego. El descampado ubicado en la intersección de calles Guatimozin y Ambul fue elegido como escenario para el torneo interbarrial. Sin embargo, el picadito terminó con una lluvia de plomo y una muerte.
Cuando comenzaron a disparar, Orellano escapó pero una bala impactó en su cabeza y cayó al suelo. Mientras agonizaba, ladrones le robaron el celular y la billetera. Finalmente murió en el Hospital de Urgencias. Uno de sus amigos también resultó herido de bala pero sobrevivió.
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Dos años de espera
Este lunes inicia el juicio a casi dos años del crimen. Franco Daniel Tapia (26) llega al banquillo de los acusados en calidad de detenido y acusado por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y hurto calamitoso.
Ramón Mariano Rodríguez (35) también será juzgado. Está imputado por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por coacción y por abuso de armas.
La audiencia oral se llevará adelante en la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba, en los Tribunales II, y será con jurados populares.
El dolor de la familia
“Estamos abatidos, muy tristes. No mermó el dolor en ningún momento. Seguimos esperando que entre Santiago por la puerta de casa”, expresó Omar Orellano en Arriba Córdoba. Sus ojos se llenaron de lágrimas y aún se pregunta cómo llegó de pie a esta instancia.
Exigió la máxima de las condenas: “Que sea algo congruente a lo que le pasó a mi hijo”. Y agregó: “Mi hijo está enterrado de forma perpetua. No lo voy a ver nunca más”.
La mamá de Santiago, Marina Chávez, manifestó que “hace dos años están inmersos en un infierno”. “El dolor del alma no va a pasar nunca más, es el dolor máximo e incurable”, lamentó.
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Vio morir a su amigo
Ignacio estuvo ese día en la cancha. Después de la balacera, se acercó a Santiago que estaba tirado en el suelo. Creyó que lo habían golpeado con brutalidad y por eso no podía ponerse de pie.
Cuando intentó levantarlo, se dio cuenta que "tenía un tiro en la en medio de la nuca". "Es una imagen imborrable", expresó el joven en Noticiero Doce. Al igual que la familia de la víctima, exige que se haga justicia.
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