Comenzó ayer en los Tribunales de Cruz del Eje un juicio contra dos personas que deberán responder por el tremendo episodio vivido por Gabriel Fernández el 10 de agosto de 2017.
Se trata de Mónica Graciela Bonifacio y su hijo Enrique Emiliano Saganias, quienes deberán afrontar un juicio con jurados populares por los supuestos delitos de homicidio calificado en grado de tentativa, abuso sexual gravemente ultrajante doblemente calificado, privación ilegítima de la libertad, incendio doloso agravado por el vínculo.
Fernández fue acusado de haber abusado de la hija de su ex pareja, hija y hermana de los acusados. Pero la Justicia comprobó que era una falsa denuncia.
Arriba Córdoba dialogó con el hombre que relató cómo fue el terrible ataque sufrido y que le cambió la vida para siempre.
“Todo comenzó cuando yo decido separarme definitivamente de ella. Mi ex pareja me denuncia como que yo había abusado de su hija, después de haberla ayudado a criarla durante 5 años de convivencia”, explicó.
“Vinieron a mi casa mi excuñado, mi exsuegra aduciendo que venían a arreglar el problema. Yo confiado, abrí la puerta”, comenzó contando.
“Me golpean, caigo al piso, entran y me muelen a palos adentro de mi casa. Después me sacaron al patio. Me atan al árbol, me apuñalaron dos veces, una en el pulmón y otra en la zona del ano”, detalló y contó que lo dejaron atado al árbol.
“Todo el tiempo fue muy violento. Finalmente prenden fuego mi casa y la casa explota porque yo tenía elementos combustibles, una pequeña fábrica”, explicó.
"Me apuñalaron dos veces, una en el pulmón y otra en la zona del ano".
Luego contó cómo fue que pudo salvarse. “La moto de mi hijo también explotó y me salvó la vida. Porque un vecino llamó a la policía, gritó e hizo que se asustaran y se fueran en el momento justo que me apuntaban con un arma y filmaban con un celular todo lo que me hacían”, detalló la víctima.
Producto de las heridas, Fernández estuvo internado 12 días en el Hospital Domingo Funes.
Cuando se recuperó, decidió irse a vivir a Buenos Aires y hace un tiempo volvió a Capilla del Monte para comenzar de nuevo.
"Me apuntaban con un arma y filmaban con un celular todo lo que me hacían".
Fernández se muestra muy agradecido con la acción de la Justicia. “Estoy orgulloso de cómo se ha movido la Justicia en mi caso. Eso lo quiero resaltar”, expresó. También agradeció a sus amigos que lo ayudaron y subrayó que nunca nadie de las administraciones nacional, provincial o municipal se acercaron para asistirlo.
Secuelas
Las consecuencias del terrible episodio son de todo tipo. Gustavo asegura que su vida no volverá a ser igual: “Económicamente, un desastre, antes trabajaba 8, 10 horas y ahora sólo 3 porque el cuerpo no me rinde de la misma manera”.
Y lo peor que cuenta es el tremendo trauma que le quedó que le impide hasta descansar bien: “Desde aquel momento a la noche no puedo dormir… recién cuando amanece y que pasa la hora en la que pasó esto, recién me puedo dormir. Me quedó un miedo… Digámoslo bien”.
"Tuve que hacer un tratamiento antiestrés, postraumático. Mi vida no era así", concluyó.
Hipótesis
Gustavo no termina de entender por qué le ocurrió todo esto. Sospecha que fue porque decidió dejar a su pareja y ahora quiere escuchar qué explica ella en el juicio.
“Mi teoría es que fue por despecho, pero después que pasó todo esta mujer sigue hostigándome. Hacen protestas en el juzgado, sigue hablando de mí sin nombrarme en Facebook”.