Los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci, quienes se escaparon del penal de General Alvear pasan sus días detenidos en la cárcel federal de Ezeiza. El tiempo transcurre y las autoridades del Servicio Penitenciario Federal mantienen las medidas de seguridad en la considerada cárcel de mayor protección del país.
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Los reclusos, si bien están alojados en la misma unidad, duermen en distintos pabellones y siguen sin contanto con el resto de los presos. Martín Lanatta hizo su primera queja con respecto a la escasa comida.
Las tres celdas, como todas las de Ezeiza, son de seis metros cuadrados con una cama, un pupitre con banco, un armario y un inodoro y lavadero de manos antivandálicos. Lo particular de estas tres es que tienen cámaras de seguridad en su interior y cuentan con una custodia especial a cargo de agentes elegidos especialmente por Asuntos Internos del SPF.
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Martín Lanatta continúa en el pabellón tres, su heramno en el cuatro y Víctor Schillaci en el uno, de ingreso, selección y tránsito. Los tres condenados por el triple crimen de General Rodríguez comenzaron a recibir visitas.
Cada día que pasan, están 23 horas dentro de la celda y en una sóla hora tiene una especie de recreo, ya sea para bañarse, hablar por teléfono, ir al hospital, atender visitas de familiares o abogados. Los detenidos reclaman por estar aislados. En ningún momento se cruzan ni pueden tener contacto con nadie.
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