Mochila con herramientas y celular con los contactos de sus clientas. Eso es lo que utiliza a diario Camila González, mecánica automotriz que vive en Anisacate. Fanática de los vehículos, la joven decidió romper los moldes y lanzarse a la profesión.
“Tengo hermanos más grandes y veía que ellos y sus amigos armaban y desarmaban bicis. Ahí me di cuenta que lo que yo quería era meter mano”, relató sobre cómo empezó su pasión por los motores.
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Claro está que en su camino de estudios mecánicos se cruzó con pocas colegas y muchas veces le tocó ser la única mujer del aula. Sin embargo resaltó que su objetivo de vivir de lo que ama siempre estuvo por encima de lo que podían opinar los de afuera.
Nacida en Moreno, provincia de Buenos Aires, vino a Córdoba a estudiar Técnico Electromecánico. Luego, ya en las sierras estuvo trabajando en un taller de autos, y hoy lo hace de manera independiente.
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“Hay algunos hombres y mujeres que quieren medir cuánto sabés”, indicó con aires de resignación. Los prejuicios continúan sobre esta actividad que es desarrollada en su mayoría por hombres. A pesar de esto, Camila afirmó: “Yo voy, hago mi trabajo, lo cobro y listo”.
“Mecánica para mujeres” se llama el proyecto que comenzó para crear una clientela femenina en la zona del Valle de Calamuchita que se fue afianzando y hoy incluye también hombres que llegan a ella por recomendaciones.
Firme con sus herramientas, y una tranquilidad que se trasmite, Camila deja en claro que los espacios no son una cuestión de género, sino que "solo faltan las oportunidades".