A 1.100 kilómetros de Córdoba, en el monte impenetrable, cerca de 400 familias wichis luchan día a día por sobrevivir a su dura realidad. El Carboncito es un pequeño pueblo salteño al que los servicios esenciales no llegan.
La mayoría de los niños de esta localidad viven casi a la intemperie y muchos sufren desnutrición y otros problemas alimenticios. El acceso a la salud tampoco es fácil: hay un único dispensario y, según cuentan sus trabajadores, los vecinos solo acuden cuando el cuadro es muy grave.
La ONG cordobesa Todo por Todos envió en junio una nueva ayuda humanitaria. Un equipo de El Doce integrado por Luchi Ybañez y Keko Enrique los acompañó y documentó de primera mano las dramáticas experiencias que atraviesan a estas personas.
+ VIDEO: El informe especial de los eviados de El Doce
La comitiva estuvo integrada por 50 voluntarios entre los que había médicos de distintas especialidades, veterinarios, peluqueros y estudiantes de medicina. Llevaron remedios, alimentos, pañales y juguetes para repartir.
El equipo es coordinado desde Alta Gracia por la doctora Viviana Yzaguirre, quien creó la fundación en 2013. También colaboran gente de La Pampa y Santa Fe.
La barrera cultural y un llanto ante la impotencia
Candelaria García, estudiante de medicina, no pudo contener las lágrimas durante su visita. La madre de uno de los niños al que quisieron atender se negó a que lo internaran.
“Fue terrible, que haya pasado eso me apena mucho. No se qué puedo hacer, me dio mucha impotencia”, contó entre lágrimas.
+MIRÁ MÁS: La Policía baleó y detuvo a un hombre que perseguía a su ex para matarla
Este tipo de situaciones son frecuentes y se explican por la barrera cultural que hay entre los locales y los especialistas. Eleonora Moll, otras de las voluntarias, dijo que la comunicación es todo un desafío porque la mayoría solo habla wichi e incluso tienen distintos dialectos entre ellos.
Hambre y abandono
“El Estado no se hace presente. Uno va a Salta y te atienden mal. Los ministerios son lo mismo”, lamentó Oscar Cobos, cacique de la comunidad. Y agregó: “Como gente indígena, como somos wichis, somos olvidados del Estado”.
Sus palabras coinciden con las condiciones en las que está la mayoría de los vecinos de El Carboncito. A solo metros del centr, un hombre vive con sus 14 sobrinos en un pequeño rancho.
Lo único que los protege de la intemperie son algunas frazadas que hacen de pared en el rancho. Las camas están al aire libre y cocinan todas sus comidas sobre una pequeña parrilla, al fuego.
No tienen luz, gas ni agua corriente. Por eso, almacenan el agua en bidones que se usaban para guardar glifosato.
Llegar a tiempo
Carlos Javier Insaurralde, un kinesiólogo de Todo por Todos, contó que uno de los principales desafíos es llegar a tiempo. A modo de ejemplo tomó el caso de Ismael, un chico que sufrió hemiplejía en su nacimiento y hoy está en silla de ruedas.
“Si a este chico lo hubiésemos podido atender desde su nacimiento hoy no estaría en silla de ruedas, estaría caminando seguramente. Son las cosas que a uno le hacen mal”, comentó al borde del llanto.
Bruno Ferreyra, wichi y enfermero de El Carboncito, detalló que la prevención “no está en la cultura del pueblo”, lo que complica aún más el escenario. “La gente viene cuando la patología está bastante avanzada o cuando tienen alguna dolencia”, cerró.
Cómo ayudar
Los datos bancarios para colaborar con la organización son los siguientes:
Todo Por Todos Asociación Civil
CUIT – 30717277976
Cuenta nro. 268/005084/5
Banco Santander
CBU 0720268320000000508454