La encuesta se hizo sobre 5100 familias cordobesas. Las 34 preguntas fueron orientadas a revelar cómo viven el proceso de la cuarentena los niños y los adolescentes.
Los resultados son reveladores y ratifican lo que hasta ahora era una percepción: el 51 por ciento de los adultos indica que la emoción más común en los adolescentes es la angustia.
A este dato se suman otros dos valores que encienden una alarma en las autoridades: el 87 por ciento no realiza o realiza menos actividad física y el 80 por ciento pasan más de 5 horas frente a una pantalla.
"El combo total es un combo preocupante y debería hacernos reveer cuáles son las cuestiones que vamos a tener que mirar a la salida de la cuarentena”, explica Amelia López, titular de la Defensoría y agrega que es muy importante “advertir a las familias que esto está sucediendo y dar las herramientas para poder sobrellevando”.
La cuarentena también afecta difere- en el proceso de aprendizaje. “Las clases altas nos dicen que se les complica porque les lleva mucho tiempo y las clases bajar porque no tienen recursos”, explica Amelia López y agrega que es absolutamente necesario hacerse de herramientas que permitan mejorar esas inequidades que se manifestarán de manera muy fuerte con la finalización de la cuarentena y el regreso a las aulas.
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Adultos conscientes de sus emociones, adolescentes más felices. “Primero los adultos tenemos que poder manejar nuestras propias emociones, primero percibirlas y nosotros no somos una generación formada en la percepción de las emociones, somos formados en la racionalidad”, explica Amelia López y agrega que es necesario este proceso para poder, después, identificar los sentimientos de los niños y adolescentes para ayudarlos a gestionar el miedo, la ansiedad y tratar de aportar más paciencia y tolerancia para que la familia funcione mejor.
Lo económico, un aspecto que afecta a la familia. Según el relevamiento, el 72 por ciento del total de los encuestados afirmó haber sufrido reducciones en los ingresos del hogar: si se compara con el nivel socioeconómico, en los hogares de nivel bajo, la reducción fue del 83 por ciento, mientras que en el grupo socioeconómicamente alto fue del 61 por ciento.
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