Un verdadero calvario, un drama familiar, una historia de terror en el partido de Avellaneda, Buenos Aires. Todo comenzó hace dos años, pero salió a la luz el 26 de mayo pasado. Una niña de 10 años estaba siendo abusada sexualmente por su padrastro: su hermana Soledad Villalba se enteró cuando la escuchó llorar en el baño de su casa cuando fue a visitarla.
+ MIRÁ MÁS: El último mensaje de la policía baleada: "Me dispararon, me estoy muriendo"
De acuerdo a lo que relató a través de las redes sociales, ese mismo día la llevó al Hospital Fiorito donde confirmaron la peor sospecha. Finalmente, después de varios tratamientos consiguió que la víctima le contara la verdad: su mamá era cómplice. Realizó la denuncia, consiguió quedarse con la tutela de su hermana, pero más tarde la obligaron a que vuelva a su casa.
En medio de esta desesperación, Villalba decidió pedir ayuda. No puede verla, no sabe ni siquiera cómo está. Si bien la Justicia le había concedido un régimen de visitas, la madre le permite verla cuando quiere.
+ MIRÁ MÁS: Un policía herido tras un enfrentamiento con ladrones en barrio Granja de Funes
En diálogo con telefenoticias.com.ar, Soledad Villalba relató que su mamá tiene cuatro hijos con ese hombre y tiene miedo de que estén sufriendo igual que su hermana, quien tenía pesadillas y se orinaba durante esos días que estuvieron juntas.
Restitución polémica. A pesar de la denuncia realizada en la Comisaría de la Mujer de Avellaneda y ante la Dirección General de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF), todo fue en vano, porque las autoridades le dijeron que la decisión la tomaban ellos: “Me dijeron que haga lo que quiera y yo les dije que voy a ir hasta las últimas. Mi hermana es prácticamente como una hija”.