Quieren estudiar, no quieren quedar relegados en su educación y harán cualquier esfuerzo por seguir conectados a un mundo que los mira de reojo. La historia de los hermanos Martina y Francisco representa la de tantos otros chicos que, por diversas circunstancias, no tienen conexión en sus hogares y recurren a la conectividad callejera para avanzar con sus tareas de la escuela.
La discusión política por las clases presenciales o virtuales en medio de una pandemia de coronavirus que provoca todo tipo de problemas en Córdoba y el país, desde lo sanitario hasta lo económico y social, muchas veces desenfoca la realidad de muchos niños, adolescentes y jóvenes que, bajo cualquier modalidad, no tienen acceso a la tecnología y quedan excluidos de la educación.
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Es el caso de los hermanos que viven en el barrio Lalahenes, al este de la ciudad de Alta Gracia. Martina, de 15 años, y Francisco, de 13, son alumnos del Instituto Padre Domingo Viera y, debido a las restricciones por la pandemia, tienen clases virtuales a través de internet.
El problema es que no tienen conexión en su hogar porque la fibra óptica no llegó hasta su zona, pese a que estaba la promesa de que se instalaría a fines del año pasado. Tamara y Ricardo, padres de los chicos, se quedaron sin trabajo durante la cuarentena y ahora se la rebuscan realizando tareas de carpintería y restauraciones. Pero no les alcanza para pagar la antena y el servicio de internet por aire.
“Además, de los cuatro teléfonos, tenemos uno solo con 2 gigasbytes de datos. Con un solo Zoom o incluso con un videíto de You Tube, el crédito se nos liquida”, contó la mamá a ElDoce.tv.
Parrilla amiga
La plazoleta Reynaldo Luppi está sobre la Ruta 5, a pocas cuadras de la casa de Francisco y Martina. Justo enfrente hay una parrilla conocida del sector. Como la red de wifi está abierta, los hermanos concurren casi a diario para tomar clases, enviar material o descargar alguna actividad.
“Vengo acá y hago las tareas, a veces solo vengo a entregarlas y otras veces me conecto para que corrijamos todo con los profes. Saben que tengo clases en la plaza y me ayudan mucho con los trabajos porque ven mi esfuerzo para poder cumplir”, contó Fran a Radio Vibra.
El niño se levanta, desayuna, se abriga y sale para la plaza junto a su mamá. Mientras él “asiste” a clases, ella le hace el aguante con el mate y galletitas, mientras realiza alguno de sus trabajos menores. “Ahora que hay mañanas más frías vamos un poco más tarde. Una semana me toca con él y a la otra con Martina porque no coincidieron las burbujas”, relató Tamara.
La periodista Agustina Álvarez viralizó un video en el que Francisco contó lo que sueña para los próximos años: “La posibilidad de estudiar no mucha gente la puede tener, si sigo estudiando me va a llevar a un futuro mejor. Me encanta Historia, pero si no puedo estudiar esa carrera me gustaría ser militar”.
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