Este domingo a la tarde, un subcomisario de la Policía Federal mató a balazos a dos motochoros que intentaron asaltarlo con una réplica de un arma de fuego en la localidad bonaerense de Wilde. Horas después del episodio, los investigadores determinaron que el policía disparó al menos doce tiros con una pistola Glock calibre 9 milímetros y fue detenido, mientras la Justicia investiga si existió un exceso en la legítima defensa.
Los dos motochoros abatidos tenían 17 y 18 años. El subcomisario Néstor Garrido, de 49 años, volvía caminando a su casa vestido de civil, cuando fue sorprendido por los jóvenes que circulaban en una moto Honda XR 150. "Quedate quieto", le dijo uno de ellos exhibiendo un arma de fuego.
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Garrido se identificó como policía, sacó su pistola y disparó al menos doce veces. "Uno de los ladrones recibió seis balazos, el otro cuatro. Los primeros informes de los peritos indican que los disparos ingresaron de atrás hacia adelante. Es decir, por la espalda”, contó a La Nación una fuente de la causa.
Tras conocerse el fatal episodio, Télam habló con el padre de uno de los motochoros abatidos por el agente. Explicó que su hijo Alexander manejaba la moto y que el compañero portaba un arma de juguete. "Estaba robando como todo pibe", expresó en un momento.
“Me enteré todo ayer, no sabía que robaba. Él arreglaba motos, iba a la escuela, lo controlaba a ver dónde estaba. Desde hace un tiempo sospechaba que tenía mala juntas”, sostuvo Gerardo, el papá del joven de 17 años.
El hombre dijo que se enteró de la muerte de su hijo por un comisario. “Mi familia es trabajadora, salimos a cortar pasto con él y su hermano. Pasó lo que no tenía que pasar. Lo llamé a mi hijo para saber dónde estaba porque no me respondía los mensajes y me atendió un comisario que me dijo que le habían pegado dos tiros”.