Pasó una semana del hallazgo de una jubilada asesinada y con un cuchillo clavado en el cuello en su casa de San Isidro, en Buenos Aires. En un principio se investigó un crimen en ocasión de robo, pero días después la causa dio un giro total y quedó detenido el hijo de la víctima.
Las cámaras de seguridad de la cuadra son elocuentes: el único que ingresó a la vivienda fue el hombre que ahora está acusado de homicidio. Este fin de semana, Aldo Di Paolo (65) brindó una extraña declaración indagatoria en la que en ningún momento dijo ser inocente.
Pero además, el allanamiento en su casa, que está a la vuelta de la de su madre, arrojó pruebas contundentes para ser el principal sospechoso. Los agentes encontraron casi un millón de pesos, dólares, joyas pertenecientes a su madre y un almohadón que llamó la atención porque tiene una mancha de sangre.
Fuentes judiciales señalaron a Télam que Di Paolo habría montado la escena de un supuesto robo antes de llamar a la Policía para alertar el crimen de su mamá, María Cristina De Vincenti, de 91 años.
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El acusado y una vecina que también ingresó a la vivienda dijeron que la jubilada apareció tendida boca arriba en el piso de la cocina de su casa. Sin embargo, las marcas que presentaba el cadáver no coinciden con las que debería haber tenido en esa posición. Especialistas remarcaron que las manchas deberían estar en la región dorsal, pero se encuentran como si el cuerpo hubiera estado en posición sentado.
“El dato objetivo es que alguien movió el cadáver y nuestra sospecha es que quien lo hizo fue el imputado Aldo Di Paolo el miércoles por la noche, cuando generó algo de desorden y armó la escena de un supuesto robo en la casa de su madre", informó una fuente a la agencia antes citada.
Y agregó: "Lo tenemos filmado entrando a la casa, saliendo tras unos minutos y luego volviendo a entrar antes de que llame a la policía”. Di Paolo está imputado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía, que prevé una pena de prisión perpetua.