Un curioso y trágico suceso ocurrió el domingo a la madrugada en Tapalqué, una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires. Un hombre de 66 años le disparó a un amigo de su hijo, de 26 años, quien murió minutos después en la ambulancia camino al hospital de la ciudad de Azul.
La bala ingresó a la altura de su abdomen y salió por la espalda luego de atravesar el hígado y la columna vertebral, tal como lo comprobó la autopsia.
Néstor Hirtz, autor del disparo, confesó el asesinato a los agentes policiales, aunque bajo una absurda razón: "Me mandé la cagada. Le quise hacer una joda y le pegué el tiro”. De acuerdo a información publicada en medios locales, el hombre cuenta con permisos para portar estas armas.
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Hirtz quedó imputado por “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego con dolo eventual”. Está detenido en la Unidad Policial de Tapalqué, aunque todavía no declaró porque no se encuentra en un estado emocional estable.
“Los hechos ocurrieron en el domicilio del victimario. Él estaba con el hijo, que había invitado a dos amigos. Al ingresar a la casa, en la puerta, al abrir o cuando le abren, el joven recibe el disparo de fuego, un arma muy grande, de gran calibre. Y lamentablemente lo atraviesa y por el daño que le produce termina falleciendo", detalló a TN Marcelo Sobrino, fiscal general de Azul