Estamos en el siglo XXI y otra muerte por deshidratación aguda nos vuelve a sacudir. La pobreza ataca a las víctimas de los sectores más vulnerables de la Argentina. Ocurrió en la localidad salteña de Santa Victoria Este, donde dos nenes que pertenecían a pueblos originarios, perdieron la vida.
Uno de los bebés tenía un año y seis meses y sufría bajo peso y un cuadro de diarrea grave. El segundo caso, era una pequeña de apenas seis meses, que sufría un cuadro severo de deshidratación y murió en el hospital de la ciudad de Tartagal después de estar un día internada.
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Ambos estaban bajo supervisión de los sanitarios de la zona. Según informaron los especialistas, los niños “no eran desnutridos, tenían los controles y estaban vacunados” y agregó que la diarrea está asociada a las condiciones de vida de esta comunidad “por el agua, la basura y los parásitos”.
Desde la secretaría de Servicios de Salud afirmaron que el bebé más grande estaba bajo el programa de vigilancia nutricional y tenía todos los controles. Mientras que la beba nació con una cardiopatía congénita.